martes, 25 de mayo de 2010

LOS AUTOMÓVILES DEL FUTURO

La sensibilización de la sociedad, en torno a los problemas ambientales, hace que el coche eléctrico sea uno de los adelantos tecnológicos de mayor aceptación.

En los años 70, con la crisis del petróleo, hubo intentos para desarrollar los vehículos eléctricos de batería (VEB o BEV en inglés). Los proyectos no prosperaron debido al coste de las baterías, a su excesivo peso y tiempo de recarga, su escasa vida útil y reducida autonomía.

Pero, hoy día, una serie de factores se han sumado para que cambie el rumbo de las cosas. La fabricación de nuevas baterías, como las de ión litio (usadas en telefonía móvil) ha resuelto el primer gran problema.

Ya en la década de los 90, algunas marcas automovilísticas: Toyota, Honda, Ford y General Motors produjeron BEVs para cumplir con el mandato de la Junta de Recursos del Aire de California sobre vehículos de cero emisiones.

En Europa, actualmente, la Comisión Europea obliga a reducir las emisiones de CO2 por debajo de 130 grs. por kilómetro. Algunas ciudades, como Londres, obligan a reducir las emisiones, penalizando con más impuestos a los coches más contaminantes, y cobran un peaje para circular por el centro excepto a los eléctricos.

Además las reservas de petróleo se están agotando, a la par que el número de vehículos no para de crecer. Se espera que en 2020 sean 1.200 millones los que circulen por el mundo.

Todo ello, unido a que el precio por cien kilómetros recorridos en un VEB está entre 1 y 1,5 euros frente a los 6 o 8 euros que cuesta con un motor de gasolina, hace imparable la invasión del parque automovilístico por parte de la electricidad.

Otra ventaja del auto eléctrico es que no contamina el aire, no sólo no emite CO2 ni monóxido de carbono, sino que no emite apenas ruido. Ayudarían así a resolver el grave problema de la contaminación acústica en nuestras ciudades. También nos ahorraríamos los procesos contaminantes asociados a la extracción, transporte y refinado del petróleo, siempre que para producir electricidad se utilicen energías renovables.

Existen diferentes tipos de vehículos con motor eléctrico:

Los híbridos básicos. En ellos la batería se carga mediante el motor de explosión.

Híbridos enchufables. Montan baterías de ión -litio pequeñas, con autonomía para 10 o 15 kilómetros.

Eléctricos puros. Son los coches del futuro, los que se abren más el camino. Llevan baterías de ión-litio con autonomías de 120 a 150 kilómetros. El primero de estos coches fabricado en serie es el i- Miev, fabricado por la marca japonesa Mitsubishi.

Una docena de esos vehículos han recorrido diferentes ciudades europeas para promocionarlo.

Las primeras 1400 unidades fabricadas en serie, fueron entregadas a fines de julio de 2009 a la administración japonesa. La batería de este auto pesa unos 230 kilos, un problema que, sin embargo ayuda a dar mayor estabilidad al coche.

Además de su enorme peso, las baterías presentan el problema de la recarga. En España, se proyecta que éstas las carguen en sus domicilios los propietarios conectándolas a la red eléctrica, como los móviles.

En Israel, donde ya existen más de 800 puntos de recarga (electrolineras), se ha optado por el cambio de batería. Los coches entran por una especie de túnel de lavado donde en un minuto le cambian la batería.

Para solventar la falta de electrolineras, en algunos países se proyecta la reutilización de las cabinas telefónicas como puntos de recarga.

En éste año se ha desarrollado un nuevo sistema de carga rápida con el que, en 3 minutos, una batería descargada totalmente pasa a tener un 50% de su capacidad. La empresa, situada en Yokohama, anuncia que el sistema estará a la venta a finales de 2010. La unidad que cuesta unos 63.000 dólares tiene el tamaño de un surtidor de gasolina.

Más novedoso parece el OLEV (On Line Electric Vehicle) diseñado por el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología de Corea. Consiste en un vehículo que se carga sin cables, mediante la instalación bajo el asfalto de una línea eléctrica que genera un campo magnético. El vehículo convierte el flujo magnético en electricidad que acumula en la batería. Este sistema permite que un auto pueda circular indefinidamente sin necesidad de parar para cambiar la batería o enchufarse. Las baterías del OLEV sólo necesitan la recarga por inducción durante un 20% de su recorrido. De manera que, para recorrer un kilómetro, sólo necesita circular 200 metros sobre las líneas eléctricas ya que tendrá autonomía para 800 metros.

Otro inconveniente a resolver es el de la red eléctrica. Problema que según declaraciones del presidente de la Red Eléctrica de España (REE) está prácticamente resuelto. Con el aumento de la demanda habrá que reforzar la red, pero no de momento. Los automoviles se cargarán mayoritariamente de noche, en un “valle” de consumo eléctrico, con una tarifa más económica para potenciar éste uso. Por otro lado, se investiga en la consecución de redes eléctricas inteligentes que permitan el flujo eléctrico en las dos direcciones. Así, un coche que se carga de noche, cuando hay menos consumo, puede ser enchufado de día y revertir su energía a la red. De esta forma los VEB se convertirían en acumuladores de energía eléctrica, y permitirían un mayor aprovechamiento de las energías renovables, como la eólica. Esta energía se genera mucho más de noche que de día, simplemente porque el viento es más fuerte de noche, y a veces no se tiene capacidad para acumular toda la que se puede generar .

Para resolver la todavía escasa autonomía de los VEB, las grandes marcas automovilísticas que ya han entrado de lleno en la lucha por este mercado, están desarrollando modelos con autonomías de unos 700 kilómetros que probablemente lleguen a las calles para el 2012.


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