martes, 25 de mayo de 2010

LOS ADOLESCENTES Y EL ALCOHOL


Bueno, y esta noche ¿¿Qué hacemos??



Normalmente, nosotros, los jóvenes, cuando hacemos esa pregunta un viernes o un sábado, incluso un jueves, el 50% de las respuestas, y aunque no hay que generalizar, al menos en la mayoría de los jóvenes está ya contestada:
Ir a tomar unas copas si la economía lo permite es, sin duda, uno de los mejores planes.
Si se anda escaso de dinero, un botellón es la segunda opción.
El otro 50% de la pregunta, se refiere al sitio, discoteca, Pub o cualquier espacio donde podamos reunirnos con los nuestros, charlar, beber, reírnos, beber, divertirnos, beber, conocernos, beber, reírnos más, beber más, hablar menos, beber más, bailar más, beber más... Aunque todo esto no es más que el principio de una cadena.

Datos Reales
Aunque en la cultura europea el alcohol está más que extendido a nivel social y es frecuente ingerirlo en diversos contextos y escenarios, el alcoholismo sigue siendo uno de los principales problemas que atañe gravemente a nuestra juventud (La edad media de inicio en el consumo de alcohol entre los escolares, según los datos de la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar es de 13.6 años, y la edad media de inicio de consumo semanal se sitúa en los 14.9 años)
Hay que matizar que beber alcohol no implica ser dependiente del mismo, pero lo segundo va a ser una circunstancia inevitable a largo plazo, si la cantidad que se ingiere sobrepasa lo recomendado.
La accesibilidad de los jóvenes a las bebidas alcohólicas es cada vez mayor, a pesar de las prohibiciones impuestas de su venta a menores. (El 84.2% de los escolares ha consumido alcohol en alguna ocasión y el 43.9% consume al menos una vez a la semana. En cuanto a los episodios de embriaguez, el 41% de los escolares se han emborrachado en alguna ocasión y el 23.6% en el último mes.)
Factores que influyen: la familia, la publicidad y los amigos.
Algunos psicólogos sostienen que, en muchas familias, los padres intentan emitir el mensaje de que el alcohol es nocivo y de que no se debe abusar de él, mientras que, de manera muchas veces inconsciente, los padres contradicen esta norma mediante hábitos que constituyen un mal ejemplo para los hijos. (Uno de ellos muy típico es el rellenarse la copa varias veces durante un almuerzo familiar.)
No sólo los hábitos familiares influyen a la hora de consumir alcohol. Las campañas publicitarias que advierten de lo nocivas que son estas bebidas en los medios de comunicación, van precedidas por anuncios que invitan al goce y disfrute del mismo a través de diferentes marcas de bebidas.
Además los adolescentes se encuentran en una época de continuos cambios y de formas de conducta a veces incoherentes, generalmente para impresionar a su entorno y hacer creer que son más adultos de lo que son.
El alcohol, el tabaco e, incluso, otras drogas son un ejemplo de ello. Según expertos, los jóvenes ven en ellos una manera fácil de demostrar que ya son mayores frente a sus semejantes. Es un arma de poder para ellos, que alimenta el ego y les hace creer que se divierten, mientras se jactan de su salto a la madurez.
En resumen, los motivos principales que el mundo adolescente o juvenil usa para explicar el consumo de bebidas alcohólicas son:
Es un modo de "ponerse alegre", "alcanzar el punto".
Forma de búsqueda de afiliación, con imitación de conductas, con consumo que a veces se impone desde el propio grupo de amigos en el que se participa.
Presión social, a veces producida desde la publicidad.
Desinhibición, superación de la vergüenza.

Consecuencias a corto y largo plazo
Problemas sexuales: tanto para los chicos como para las chicas. En los chicos, problemas de erección y en las chicas problemas en la menstruación.
Engorda: no es algo nuevo, pero si, el alcohol engorda, más de lo que pensamos. Además estropea la piel.
Enfermedades: como la cirrosis o serios problemas de riñón, hipertensión entre otras.
Cáncer: de boca, de esófago, de pulmón, o de colon.
Problemas de personalidad: cambios bruscos en el carácter y en el estado anímico, además de generar una conducta violenta en casos extremos
Pérdida de memoria: en algunos casos, crea breves lagunas en la memoria, dependiendo de la cantidad ingerida
Dependencia: como todo lo adictivo, el alcohol crea dependencia que suele asociarse con la agresividad.
Riesgos de accidentes de tráfico: En nuestro país, el alcohol es una de las principales causas de mortalidad en los accidentes de tráfico entre jóvenes y aunque es cierto que estas muertes súbitas han disminuido notablemente en los últimos meses, no hay que confiarse en ningún caso.
Coma etílico: es un estado comatoso provocado por una sobredosis de alcohol. Aunque factores como el metabolismo del sujeto, su tolerancia, la cantidad consumida en un tiempo determinado, la mezcla de bebidas, la edad, el sexo..., condicionan la resistencia del individuo ante el alcohol, el coma suele sobrevenir cuando el porcentaje del mismo en sangre supera los 300 mg/dl
Resaca: La resaca es un cuadro de malestar general que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso, en el cual se manifiesta:

Ojos rojos
Ocasional perdida de memoria
Vómito
Posibles flatulencias
Dolor de cabeza, el cual se produce por: deshidratación de las meninges, dilatación de los vasos sanguíneos, disminución de la glucosa.
Sed: intensa, que se origina como una respuesta del cuerpo a la deshidratación causada por el alcohol.
Dolor: abdominal y muscular, lo que se traduce en sensación de debilidad.
En algunos casos diarrea, originada por la ingesta excesiva de alcohol que ocasiona que se pierdan las vellosidades del intestino delgado que impide que se absorban todos los líquidos procesados.
En casos extremos se pueden producir convulsiones e incluso llegar al coma.
.
Un 80% de las muertes registradas entre adolescentes se deben a causas violentas y dentro de ellas las relacionadas con drogas o alcohol representan el 50%, existiendo un mayor porcentaje de suicidios en los adictos a estas sustancias. Además, se consideran los factores familiares de gran importancia en el inicio y curso clínico de la adicción al alcohol y otras drogas, ya que hasta un tercio de los niños tienen su primera oferta de consumo de bebida alcohólica dentro del ambiente familiar.


Mitos y realidades sobre el alcohol
Son muchos los mitos que circulan acerca del alcohol, algunos con más fundamento que otros, aunque ninguno puede alterar ilícitamente el resultado de un dedo acusador con tanta fuerza como el del alcoholímetro de la policía.

Éstos son los más conocidos:
. Mito: Al combinar cerveza, vino y licor te emborrachas más que si tomas solamente una de estas tres. Realidad: lo que determina tu estado de ebriedad es el contenido de alcohol en la sangre.
. Mito: Un baño con agua fría y una taza de café te ayuda a ponerte sobrio. Realidad:
Nunca pasa. Nada te puede poner sobrio más que el tiempo. Con el agua obtenemos un borracho limpio y tomando el café solamente eres un borracho bien despierto. Ya que ni la ducha ni el café disminuyen el nivel de alcohol en sangre.
 Mito: Si comes cuando bebes te emborrachas menos. Realidad «Es un mito a medias. Lo único cierto es que el que come con alcohol tarda más tiempo en apreciar sus efectos que el que se lo toma sin haber ingerido ningún alimento, que apreciaría sus consecuencias de forma casi inmediata.

Mito: Hacer ejercicio, ponerse a correr etc. disminuye el estado de embriaguez. Realidad: El ejercicio físico aumenta la velocidad de metabolización del alcohol, pero esto no se aprecia hasta pasadas al menos dos horas. Es bueno hacer ejercicio porque se mueve el corazón, la sangre y orinas más, una de las vías de expulsión del alcohol.
Mito: Tomar Almax. Realidad: Este medicamento es un protector de la mucosa gástrica. Evita que algunas sustancias se absorban por el estómago y al igual que ocurre cuando se bebe y a la vez se come algo, retarda los efectos de la bebida. Pero volvemos a lo mismo. Los alcoholímetros miden el alcohol que se encuentra en los pulmones.

Mito: Masticar chicle. Realidad: Al producir saliva se ralentiza el proceso que permite que el alcohol pase a los pulmones, pero en una cantidad tan mínima que no altera en nada la medición del alcoholímetro.

Mito: Ingerir aceite. Realidad: Retarda la absorción del alcohol, pero no altera la medición que se hace de los pulmones. Tiene efectos laxantes a las dos horas de tomarse unas cucharadas.

Mito: Beber agua. Realidad: No tiene fundamento, porque no ayuda a diluir el alcohol.
Mito: Comer hierba. Realidad: Es sólo un laxante. No tiene valor alguno.
Mito: Pasta de dientes. Tampoco tiene ninguna utilidad.
Mito: Vomitar. Realidad: Lo único que se consigue es eliminar el alcohol del estómago, pero no el que está en los pulmones.
Mito: El alcohol con azúcar emborracha más. Realidad: El azúcar no altera el metabolismo del alcohol.

Mito: Beber con una pajita es más embriagador. Realidad: No es cierto. Sólo que con una pajita se ingiere el alcohol más rápidamente que sorbo a sorbo de tal manera que los efectos de la bebida se aprecian antes.
Mito: ciertas sustancias estimulantes hacen que se te pase la borrachera. Realidad: una mala idea, pueden despejas momentáneamente pero como no eliminan ni metabolizan el alcohol seguimos teniendo el mismo nivel de alcoholemia y los efectos del alcohol permanecen. Además la mezcla de algunas sustancias con el alcohol producen terceros efectos que pueden producir daños al hígado e incluso la muerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario