martes, 27 de abril de 2010

Juegos del viento

Silencio y penumbra. Sentada sobre la húmeda tierra, entre el verde follaje, solo se oye el silencio. Si cierras los ojos, quizas escuches la risa de las hojas cuando el viento las seduce con sus delicadas caricias. Poco a poco, van cayendo bajo su poder hasta casi rozar el suelo. Para el viento, esto no es más que un juego en las últimas horas de una tarde de otoño. Las recoge del suelo para sacarlas a bailar al son del rítmico sonido del piar de pajarillos asustados, que huyen de los fantasmales reflejos plateados de la noche. El bosque se viste de fiesta. El cielo se cuelga su medallón de plata y, sobre su negra chaqueta, coloca todas sus brillantes condecoraciones. El viento, cansado de jugar, se marcha majestuosamente dejando a su paso una alfombra de lágrimas y hojas secas.

Marta Román Espinal

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